jueves, abril 30, 2009

Un museo de mamíferos fabulosos (26)

Quizás hace tanto como cinco mil años, un grupo de marineros encontró los cráneos de una raza de gigantes horribles, que los antiguos griegos dieron en llamar cíclopes. Moradores de una tierra mítica, estas criaturas confiaban el destino de sus cosechas a sus dioses malvados y devoraban a todos los seres humanos que encontraban. No sorprende, entonces, que los cíclopes aterrorizaran a los europeos durante generaciones. Todavía hoy es posible encontrar parientes de estos monstruos vagando por la sabana africana, en las junglas de la India o, incluso, comiendo maníes de la mano de los niños en los zoológicos urbanos. En realidad, los marineros de la antigua Grecia habían dado con cráneos de elefantes. Lo que ellos interpretaron como la cavidad de un único ojo es, en realidad, la abertura nasal para la trompa del elefante. Durante siglos la comprensión científica de los mamíferos, tanto de las especies actuales como de las extinguidas, ha mejorado considerablemente. Sólo que los científicos también se equivocan.

Año: 1515.
Artista: Alberto Durero.
Publicado por primera vez en: Dürer's leaflet and Cosmographia Universalis, de Sebastian Münster.
Publicación actual: The Pope's Elephant, de Silvio Bedini; Nature's Artist, de Victoria Salley; y Merchants and Marvels, de Smith y Findlen (ed.).

A principios del siglo XVI, el rey Manuel I de Portugal le hizo varios regalos espectaculares al papa León X, los que provenían de los rincones más apartados de su imperio. Por desgracia el barco que transportada el rinoceronte a Roma se hundió y el animal se ahogó. (Algunos culpan al rinoceronte del hundimiento del buque, al afirmar que fueron los golpes del animal lo que causó que el barco zozobrara.) El cuerpo del rinoceronte fue recuperado más tarde y se rellenó la piel del animal para ser exhibido. Aunque este grabado muestra un rinoceronte inusualmente valiente con patas similares a la del grifo y una epidermis muy vistosa, se parece bastante al animal real. La razón por la cual la piel del animal parece estar acorazada podría deberse a que se le había puesto una armadura al ejemplar descrito. Durero no vio personalmente al rinoceronte pero promovió activamente su ilustración con panfletos en los que con cierto sensacionalismo describía a "este enemigo mortal del elefante" que buscaba cornearlo a la menor oportunidad. El dibujo de Durero fue muy admirado y apareció posteriormente en los trabajos de Ambroise Paré y Conrad Gesner, entre otros.

Fuente: Strange Science (en inglés).

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