jueves, diciembre 27, 2007

Cómo observar satélites artificiales (cont.)

Anoche continuamos con las observaciones de satélites, siguiendo los lineamientos y experiencias de la noche anterior.

Teníamos un objetivo principal, la observación de la Estación Espacial Internacional (EEI), porque según las predicciones de Heavens-Above su magnitud iba a ser superior a la de Sirio, la estrella más brillante del cielo. Incluso, la trayectoria del satélite pasaba por las inmediaciones de la estrella, de modo que la comparación sería muy fácil de hacer. No hubo problemas con esta observación: la EEI se destacaba fácilmente entre el brillo de las estrellas e incluso eclipsaba a Marte y a Sirio —ésta tiene una magnitud de -1,5 mientras que la EEI brillaba con -2,3—. Fue lo mejor de la noche. El segundo paso de la EEI, una hora y media más tarde, fue poco feliz, ya que la estación no sólo brillaba menos sino que además recorría la trayectoria E-S, una región del cielo con mucha luminosidad de fondo.

Los otros objetivos de la noche eran: la observación de satélites nuevos y, además, intentar observar satélites con magnitud mayor a 3,2 —buscando el límite de observabilidad de la zona—. En cuanto al primero, tuvimos suerte porque pudimos observar al UARS —especializado en el estudio de la atmósfera superior (vean la nota al final)— y al Lacrosse 5 —otro satélite militar, sonreímos para la foto—, además de los dos pasos de la EEI y el ubicuo Lacrosse 4. Pero no pudimos hacer nada respecto del segundo de los objetivos: el cielo no estaba limpio y la nubosidad se fue extendiendo a medida que transcurría la noche, de forma tal que no sólo no pudimos superar los 3,2 de magnitud sino que el satélite más luminoso que vimos tenía dos decimales menos.

Para esta noche no hay planes, ya que el cielo está cubierto y el pronóstico metereológico no prevé modificaciones para los próximos días. Habrá que hacer sociales.

Una recomendación: traten de hacer las observaciones en grupo, por la sencilla razón de que varios pares de ojos ven más que un simple par. En el caso del Lacrosse 5, que seguía una trayectoria Sur-Oeste a Sur-Este, un curso difícil de observar para nuestra zona, recién lo pudimos ver cuando el satélite había tomado unos 40° grados de altura y para peor, entre nubes. Si hubiera estado solo probablemente lo habría perdido o, en términos de nuestro léxico de entrecasa, habría dicho: el satélite faltó a la cita.

Nota: Fue desactivado en 2005. Unas horas después de escribir esta entrada, leo en LiveScience (en inglés) que algo raro le ocurrió al UARS. En noviembre, fueron catalogadas cuatro piezas de este satélite: se cree que son el producto de una colisión del satélite con restos del Cosmos 1275. Quizá fue por eso —y no sólo por las nubes— que el brillo observado del UARS no nos pareció que correspondía con la magnitud prevista (1,9).