miércoles, abril 27, 2005

Guía de campo para el escepticismo académico

James Lett, un profesor de antropología del Indian River Community College (Florida, EE.UU.), desespera cuando sus alumnos no pueden razonar críticamente y fallan en sacar las conclusiones correctas a partir de las pruebas presentadas. En su opinión, los estudiantes saben a lo sumo qué pensar, pero desconocen cómo pensar.

Para luchar contra este problema de formación académica, J. Lett decidió dictar un curso, llamado La antropología y lo paranormal, en el que se examinan todas las creencias paranormales en boga en los EE.UU., desde la precognición y la psicoquinesis hasta los médiums y la cryptozoología, sin olvidar la astrología, OVNIs y el creacionismo. El objetivo del curso es que los alumnos aprendan a evaluar las pruebas presentadas por los creyentes en los fenómenos paranormales siguiendo los dictados del método científico, al que J. Lett simplifica a seis reglas básicas, con cuyas iniciales —en inglés— se forma el acrónimo FiLCHeRS.


Guía de campo para el pensamiento crítico
  1. Falsabilidad: Debe ser posible concebir en principio una prueba que niegue lo afirmado. Suena paradógico, pero el sentido de esta regla es que si no hay manera de poner a prueba la afirmación, no vale la pena analizarla, porque ya se conoce la conclusión. No se admite, por lo tanto, la verdad de la afirmación, sino que se la considera un sin sentido. Expresado en términos lógicos, toda afirmación significativa debe tomar la forma de una proposición. Entonces, se rechazan las declaraciones emotivas —como Siento que algo extraño sucede en esa casa—, afirmaciones imprecisas o vagas —del tipo El año que viene harás un viaje imprevisto o tendrás graves problemas— o la afirmación de pruebas irracionales para impugnar una falsación –como apelar a milagros (creacionismo), o a una conspiración del gobierno (OVNIs), y similares.

  2. Lógica: Todo argumento aducido como prueba de una afirmación debe ser sólido. Un argumento es válido si la conclusión se sigue de las premisas; un argumento es sólido si es válido y además todas las premisas son verdaderas. La manera más sencilla de aplicar esta regla —sin ser un lógico consumado— es tratar de encontrar un contra-ejemplo. Es decir, si uno puede concebir un ejemplo en el que la conclusión no se sigue necesariamente de las premisas, incluso siendo éstas verdaderas, entonces el argumento no es válido. Otra clase de contra-ejemplos es que una de las premisas sea falsa, como en el silogismo:

    Todos los perros tienen pulgas.
    Este animal es un perro.
    Por lo tanto, este animal tiene pulgas.


    es un argumento falaz, aun cuando la conclusión sea verdadera, porque la primer premisa es falsa: no todos los perros tienen pulgas.

  3. Exhaustividad: Las pruebas ofrecidas en respaldo de una afirmación deben ser lo más completas posible, es decir, se deben considerar todas las pruebas disponibles. Por razones obvias, no es razonable considerar sólo las pruebas que respaldan una teoría y descartar las que la contradicen. Un ejemplo típico de pruebas incompletas es cuando se aplaude a un clarividente por un acierto pero no se mencionan sus pifias. En general, si uno selecciona las pruebas según su parecer hasta se podría razonablemente concluir disparates como que la tierra es plana.

  4. Honestidad: Se debe evitar el auto-engaño cuando se evalúan las pruebas que respaldan una afirmación. Esta regla es un corolario de la anterior. Una vez examinadas todas las pruebas es esencial que uno sea honesto consigo mismo: si el peso de la evidencia contradice una afirmación, no se sigue que el fenómeno estudiado es elusivo —como querrían algunos parapsicólogos— sino que debe rechazarse la afirmación; inversamente, si la evidencia lo permite, se confirma la hipótesis. En otras palabras, una vez que se analizaron todas las pruebas se debe aceptar la conclusión que surge como evidencia racional.

  5. Repetibilidad: Si la prueba de una afirmación es un resultado experimental, entonces éste debe ser repetido a discreción. Se busca así obtener una garantía contra el error, el fraude o una coincidencia. Además, las repeticiones deben realizarse en presencia de observadores independientes.

  6. Suficiencia: Las pruebas ofrecidas en respaldo de una afirmación deben cumplir con tres criterios adicionales:

    • La carga de la prueba le corresponde a quien afirma algo, porque del hecho de que un observador no pueda presentar pruebas en contrario, no se sigue la confirmación de lo afirmado.
    • Afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias, porque no se puede probar una abducción, por ejemplo, por haber faltado al trabajo; se necesitan pruebas más concluyentes.
    • Las pruebas basadas en la autoridad o en el testimonio son inadecuadas para las afirmaciones paranormales, simplemente porque un ser humano puede mentir o equivocarse, y el riesgo es aún mayor cuando los fenómenos son tan extraños y complejos como los paranormales.
En síntesis, las tres primeras reglas —falsabilidad, lógica y exhaustividad— son reglas lógicamente necesarias del razonamiento probatorio. Para que una afirmación sea aceptable, ésta debe tener significado y las pruebas presentadas deben ser racionales y exhaustivas.

En cambio, las tres reglas restantes —honestidad, repetibilidad y suficiencia— son reglas pragmáticamente necesarias del razonamiento probatorio, por las cuales se exige que las pruebas presentadas se evalúen racionalmente, sean estudiadas cuidadosamente, además de ser sustanciales e inequívocas.

Sin embargo, el que una afirmación pase el test FiLCHeRS no significa que sea verdadera, sino que hay buenas razones para creer en ella. No existe una garantía de conocimiento seguro, pues mañana podría aparecer una nueva prueba que nos obligue a cambiar de creencia. Pues esa es la naturaleza del conocimiento, el ser provisorio y ajustado a las pruebas. En esencia, esto significa ser escéptico: creer en algo si y sólo si las pruebas lo justifican.

Enlace (en inglés).